sábado, 17 de julio de 2010

No cerrar los ojos, ni bajar los brazos (Un llamado al pensamiento)




Desde que nacemos, pertenecemos a un sistema. Un sistema que nos permite tener una casa, comida, buena vestimenta, educación, un trabajo y una vida. Hoy, en el siglo XXI, podríamos decir que llevamos una vida infinitamente mejor de lo que pudieron apenas soñar nuestros antepasados: televisión para entretenernos en los ratos aburridos, aire acondicionado para no morirnos de calor en verano y una estufa a gas que evita que nos congelemos en invierno y a la vez no nos mata con gas nocivo. Salimos a bailar todos los fines de semana y nos emborrachamos para pasar un buen rato con nuestros amigos/as y nos levantamos cuantas minas o pibes podamos ¿Hasta ahí estamos? La vida hoy es MARAVILLOSA, señores y señoras; nada nos falta y nuestra libre expresión, nuestra salud y nuestro bienestar son de vital importancia para la sociedad, así que podemos vivir tranquilos hasta los 99 años, o todavía más si se nos da la chance.

¿No parece todo lo anterior demasiado bello, hermoso y utópico? Quienes crean que lo es, paren de leer enseguida porque esto no es para conformistas consumidores masivos de propaganda. Y quienes crean lo contrario, imagino que ya sabrán mi opinión, e inclusive la compartirán. Qué mejor frase de antaño para empezar que decir que ACÁ HAY GATO ENCERRADO. Volvamos a repasar lo anterior como lo ES INNEGABLEMENTE.

Desde que nacemos, pertenecemos a un sistema que lo único que quiere es perpetuarse a sí mismo haciendo que nosotros mismos, generación tras generación, formemos parte de él. Nos enseñan desde el jardín de niños, a través de juegos y canciones, reglas, modales y valores básicos de la sociedad actual, y un vocabulario literalmente inofensivo para quienes creen que las palabras con significado socio-político alientan al pensamiento del individuo, y así comienzan a neutralizar nuestra creatividad. En la escuela primaria, nos agregan a los antes mencionado, conductas ACEPTABLES, y en materias como por ejemplo historia, hacen que adoremos a la patria, que creamos que nuestra patria es lo más maravilloso que existe en el mundo, y que nuestros grandes próceres, no han sido nunca genocidas, ni ambiciosos, ni oligárquicos, sino hombres y mujeres que amaban a la patria y que todo lo que hicieron fue por nuestro bien. Y nosotros lo creemos, lo creemos porque simplemente ES ASÍ y punto. En la secundaria aprendemos el ORDEN DE LAS COSAS, lo que está bien y lo que está mal y a la vez nos siguen insertando la realidad planificada, diciéndonos que es nuestro deber cooperar con la sociedad y que debemos pensar: vaya contradicción, porque a lo que ahí le llaman pensamiento es sólo una recopilación de ideas analizadas previamente por quienes manejan la educación, y que ellos consideran que no son ni agresivas ni inofensivas para la continuidad del sistema, así que solo aprendemos una parte de las cosas, una parte del total, una parte del mundo y solo creemos en una parte de nosotros mismos. Así nos adentramos en la universidad, donde finalmente nos inculcan lo valioso de una profesión para ser miembros productivos de la sociedad, y lo importante que debe ser el dinero en nuestras vidas: dinero para divertirse, dinero para comer, dinero para tener un techo, dinero para vestirse, dinero para casarse y dinero para tener hijos, y todavía creemos eso, porque EL DINERO LO ES TODO. De pronto, un papel finito que entra en el bolsillo y tiene estampada una cara amarga de un supuesto “prócer” se convierte en lo más preciado de la vida, y algo con lo que no podríamos vivir si no existiese.

Y así, con todo eso, le sumamos la influencia de los mayores que viven sumisos a las reglas, los valores impuestos por el gobierno (y no hablo de un gobierno en particular, sino de aquella entidad semi-abstracta que controla los ámbitos de la política, la economía y la cultura, y que por lo tanto rige y ordena la sociedad como mejor le plazca), por las iglesias, que nos dicen que no debemos desobedecer el orden de Dios, Yahvé o Alá, como quieran llamarlo (en los que, quienes dicen representarlos en la tierra en realidad no creen en ellos), y deciden sobre con quién debemos casarnos y el tipo de vida sexual que debemos llevar, y que debemos inculcarle lo mismo a nuestra descendencia para evitar ir al Infierno, e incluyámosle los medios de comunicación y el trabajo permanente de la prensa mundial que acomoda los acontecimientos y distorsiona la realidad para que todo se ajuste a una determinada manera de pensar; así y todo nos convertimos en hombres y mujeres… no, en instrumentos funcionales al sistema. Nos tragamos que nuestro progreso es el progreso del mundo, cuando en realidad nuestro progreso, es el progreso de los grupos dirigentes, y el mundo se arruina por la culpa de unos pocos que controlan el dinero y la prensa mundial: La guerra, el hambre, las enfermedades producidas en laboratorios, y la falta de comunicación devastan a gran parte de la humanidad, mientras quienes son selectos para servir al sistema (las clases trabajadoras, porque decir “clases medias” obedece a una idea de un sistema comunista), creemos que estamos en el paraíso. Los tratados de derechos humanos no evitan que en el África y el Sudeste Asiático, la gente no conozca otra realidad más que las guerras civiles, las hambrunas sólo sirven para mantener a gran parte de la humanidad en estado primitivo (quien tiene hambre sólo piensa en comer, y no puede pensar en otra cosa), las enfermedades las producen los mismos quienes luego dicen tener las vacunas para ellas, y sólo sirven para controlar el crecimiento poblacional. Nuestra salud sólo importa para que el sistema no pierda a sus “engranajes”. Las computadoras, quienes en un principio se hicieron ver como las portadoras de la comunicación global, sólo sirven para aislarnos dentro de mundos virtuales y son usadas para controlar el movimiento del dinero en el mundo. La propaganda de la libertad de expresión existe sólo porque aquellos quienes permiten que exista, saben que la expresión nunca será libre, porque crecemos con ideas equivocadas sobre lo que está bien y lo que está mal; controlan nuestro pensamiento hasta sus entrañas para asegurarse de que se “desvíe” pero solo DENTRO DE LO PERMITIDO.

En nuestra realidad, los libros no son útiles, porque tenemos tanta diversión a nuestro alcance que a nadie le interesa lo que un pensador, o un psicólogo, o un sociólogo, o un filósofo, de hacen más de cien años puedan haber dicho. Y sí quisiéramos cuestionar la realidad (cosa que hoy ya es difícil, porque ya nos hemos acostumbrado a lo que supuestamente está bien y mal, y aceptamos todo con mayor rapidez), eso nos sería difícil, porque ¿Quién dice que la realidad no es manipulada para que justamente hoy se crea que estamos mejor que nunca? Hoy lo creemos, porque tenemos pocas cosas en nuestras mentes, en nuestros libros, en nuestros colegios, acerca del pasado de la humanidad, con las cuales comparar nuestro presente ¿Quién dice que no existen millones de palabras y conceptos que nos servirían para darnos cuenta de que el mundo de hoy, no es realmente lo que ES, y que alguna vez fue mejor, pero que alguien se nos adelanto hace generaciones y borró esas cosas de la historia definitivamente? Se nos ofrece como salida al capitalismo, el socialismo, lo cual no es más que otro sistema manipulador de la realidad donde en vez de regir el dinero y las empresas corporativas, rige un grupo de funcionarios de un estado, o un líder totalitario, que usan el odio para mantener a la sociedad ordenada, y promulgan una cultura de militarización de la gente para alcanzar la “paz”. Y Realmente no llegamos a ningún punto, mientras que oscilemos entre la ignorancia y el consumismo masivo impuestos por el capitalismo, y la represión y el miedo impuestos por el comunismo.

Hoy, el dinero es la energía y el hombre es la materia, combinados forman un ser que cree ser superior a toda naturaleza que existe en este mundo, y justifica con las ideas del PROGRESO Y SUSBISTENCIA, la destrucción del medio ambiente, devastando ríos, lagos, bosques, selvas, glaciares y montañas sin darse cuenta de que solo hace aún más incierto su futuro y el de su descendencia biológica. Y todas las acciones que el hombre hace no pueden evitar la división estratégica de la sociedad en grupos Altos (quienes detentan el poder del dinero y la información), Medios (quienes sólo les interesa ser Altos, pero ni siquiera pueden lograr eso, porque mantienen al sistema funcionando así como está) y los Bajos (quienes siempre quedarán excluidos de todos sistema ya sea capitalista o comunista, porque simplemente no hay lugar para ellos).

Seguramente, después de haber leído esto, pensaras: EL MUNDO ES UNA MIERDA, LA UNICA SOLUCION ES PEGARSE UN TIRO. Si pensaras eso, también sería una forma de sumirte ante el sistema, así que seguí leyendo, descuelga la soga y devuelve ese revolver al cajón de la mesa de luz de tu papá. ¿Quieres escuchar mi postura frente a la realidad?: es NO: NO Y NO Y NO Y TRES MIL VECES NO. No la acepto, no acepto la realidad ni su concepto actual, no acepto a ninguna autoridad que diga que vela por mi bien, mientras que quienes están debajo mío no conocen ni siquiera algo tan simple como el amor, o la palabra TE QUIERO. No acepto lo que dicen que es el bien y el mal, no acepto ninguna justificación filosófica que justifique esta realidad y diga que es irremediable. Nunca voy aceptar que me idioticen con propagandas de productos inútiles, ni del mundial de futbol, ni de que la bandera hay que respetarla: Lo material se rompe y se vuelve obsoleto; el futbol es gritar como un animal 90 minutos frente a una caja con luces donde ves a 11 ricachones patear una pelota; y la bandera es sólo un pedazo de tela y nada más. No acepto ni quiero que utilicen mis emociones para entregárselas a un grupo de gobierno, ni que digan que debo tener hijos para que ellos los introduzcan en este mundo planificado. ¿Qué me lleva a creer esto? Que la lucha está, siempre estuvo, que el ser humano es el ser más maravilloso que existe por la misma razón de que puede cambiar, y se puede modificar. Que no importa que hayan cambiado el pasado, que todavía podemos distinguir el verdadero mal de este mundo y hacer lo posible por cambiarlo entre todos. No debemos bajar los brazos, ni cerrar los ojos frente a lo que intenten introducirnos en nuestras mentes, y nosotros sepamos de corazón que no es cierto. Y aunque quizás no vivamos para ver los resultados de nuestra lucha, lo importante es saber que dejaremos una huella, una llama de intelecto que ilumine el mundo oscuro e ignorante, y que nuestras generaciones venideras continúen lo que nosotros empecemos.

¿Cuáles son mis recomendaciones, por lo menos para empezar a hacer algo diferente? Lean lo más que puedan, hablen entre ustedes, discutan y cuestionen; demuestren que unidos somos más fuertes que los comerciales de McDonald´s que salen por la televisión. Sepan que las cosas pueden ser mejor, pero que eso requiere un sacrificio y una responsabilidad enormes por parte de todos. Instrúyanse en la diversidad, en los viejos pensamientos utópicos que se dejaron tras la globalización. Amen, ámense a ustedes tal cual son, amen a sus familias, amen al prójimo sin importar su color de piel, su religión, su figura, su orientación sexual, su condición económica, o su lugar de origen; amen a la naturaleza, porque La Tierra es una sola, y sus recursos no durarán para siempre, y la raza humana también es una sola y de ella depende el futuro del planeta. Busquen formas de divertirse que sean inocentes y no dañinas y que a la vez no involucren el dinero. Dejen la computadora y salgan a la calle a hablar y a conocerse; formemos un grupo que sea invencible, que sea de unión colectiva, y que a la vez, la individualidad de cada uno sea respetada. Démosle al futuro una forma más humana, donde con nuestro intelecto y nuestro amor por la naturaleza prevalezcan por sobre el odio, la ignorancia y el egoísmo. Sólo así podremos lograr un mundo, que no será perfecto, pero cuestiones como la paz y la igualdad humana sean posibles de resolver. Llámenle a esto Anarquía o como más les guste. Yo no le pongo nombre, porque no importa el nombre, sino los hechos y las consecuencias.

¿Qué es la realidad?: La realidad es el estado actual del mundo físico, la realidad total no existe, porque cada quién imaginará la suya propia, pero es posible que tenga un significado más abstracto si mediante pequeñas coincidencias, unificamos ciertos puntos de lo que creemos es real y lo que no.

¿Qué es el famoso “sistema”?: El sistema es el conjunto de política, gobierno, economía, sociedad, cultura, religión, costumbres, adeptos, tendencias, códigos, ideas y modas, que son moldeados de una determinada manera por quienes hoy en día tienen “poder”, para ordenar al mundo según la realidad que existe en sus mentes.

¿Qué es la sociedad?: La sociedad es una estrategia de los individuos Altos, para organizar y regular a los diferentes pueblos que habitan el planeta, con el fin de que la clasificación Altos, Medios y Bajos, perdure eternamente, y privar al hombre de ciertos deseos, pensamientos e impulsos que son esenciales de su naturaleza, pero que los Altos consideran peligrosos para la estabilidad de SU realidad.

¿Qué son el Bien y el Mal?: Palabras que cambian de significado según un punto de vista, y sirven para organizar las conductas, acciones y pensamientos de una determinada sociedad o grupo de gente.

Con estas preguntas respondidas según mi opinión personal me gustaría cerrar este escrito con una frase de Jean Paul Sartre sobre el tiempo que dice:


“No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro.”



Damian Alexis González